Vivimos en una época de abundancia de todo, pero ¿de lo que más? Variedad de alimentos a lo largo del año. Encontramos aguacates y kiwis que vienen de la otra punta del mundo a unos precios ridículos y fresas y tomates en invierno aunque sea fuera de época. Eso a primera vista puede parecer muy «guay» pero también nos roba cierto amor por el momento. Para que puedas apreciar comer de temporada, en este post quiero compartir contigo por qué deberías comer más de temporada y menos según lo que te ofrezcan los supermercados.
1. Comer de temporada es más económico
Aunque existan fresas en invierno, su precio es desorbitado porque no es producto abundante en esa época y su cultivo requiere de tratamiento especial. Hay que hacerlo en invernaderos.
Si viene de otra zona del mundo donde es otra época del año distinta, los costes de transporte y demás serán añadidos al producto por lo que el precio se disparará.
Si no quieres pasarte de presupuesto, comer de temporada es una obligación.
2. Más fresco
Aunque los productos próximos también pueden provenir de una cámara de refrigeración, hay menos probabilidad de que así sea, sobre todo cuando compras de temporada o en el mercado local. El tiempo de estacionamiento de aquel producto será, seguramente, inferior al de cualquier fruta o verdura que hayan recogido en otro continente.
Si compras en el mercado local, seguramente estás comprando un producto que ha sido recogido esa misma mañana o el día anterior.
3. Más saludables
Los alimentos de temporada y los de proximidad serán más saludables porque se recogen en su punto de maduración correcto. Están conectados a la tierra casi hasta el momento de consumo y pasarán menos tiempo perdiendo nutrientes.
Cuando algo nos es traído de muy lejos, se recoge de la planta cuando todavía no ha madurado para que lo haga durante el camino y así llegar en buen estado a su destino. Pero aún así muchas propiedades de aquel alimento pueden ya haber perdido su potencia.
Además los alimentos que se estacionan por un largo periodo de tiempo muchas veces reciben tratamientos para alargar su caducidad.
4. El sabor
Cuando algo que comemos tiene todos los nutrientes intactos (por ejemplo, cuando la cogemos directamente del matorral), esa fruta o verdura tendrá un sabor muy completo. Ha cumplido el proceso natural de maduración y obtenido todo lo necesario para que así sea.
Los alimentos que nos llegan de la otra punta del planeta, como ya dicho, son recogidos cuando todavía están verdes para que lleguen en buen estado. Puede que lleguen casi maduros y los vendan semi-verdes o puede que les tiren algún tratamiento (como a los plátanos). La maduración es distinta, algunos nutrientes se pierden por el camino y a consecuencia la textura y el sabor también dejan de ser los ideales.
5. Comer de temporada ayuda al medio ambiente
Cuando compras de temporada de tu zona, normalmente el producto viene de más cerca. Eso supone menos costes de transporte y menos impacto en el medio ambiente. Porque si lo piensas bien… ¿te parece normal comer un alimento que lleva recorridos más kilómetros que tu mismo harías en un año?
Ese transporte puede que en muchos casos no lo notes en el precio del producto, pero a largo plazo lo está notando el medio ambiente, algo que, ahora sí todos sabemos, está en grave peligro y no podemos ignorar.
6. Buenos para la economía local
Ir al mercado local es la mejor forma de ayudar al prójimo. Si compras al campesino que tiene su paradita en el mercado local estarás dejando circular tu dinero entre la gente de tu propio pueblo. Si en cambio vas a buscar tu producto en el supermercado más cercano le estarás llevando el dinero a una empresa de una ciudad de tu propio país, o peor aún de un país extranjero.
Puede que no tengas ninguna tienda local cercana, o que simplemente te resulte demasiado caro comprar del agricultor de la zona. No pasa nada. También puedes dejar de comprar tomates de Bélgica y así evitar que el agricultor español tenga que tirar su cosecha por falta de comprador. Simplemente leyendo la etiqueta.
En mi caso compro las manzanas directamente a la recolectora de manzanas del pueblo de al lado, la fruta y verdura de una cadena de supermercados familiar de la zona (donde venden también algún producto local pero que sé que el dinero va a alguien prójimo) y todo lo que no encuentro allí, lo compro en el supermercado más típico pero solo si es producto español. Para nosotros con 4 niños comprar en el mercado local es un sueño que quizás algún día pueda cumplir, pero por el momento es impagable.
7. Información del entorno
Todos estamos conectados, y así lo estamos también con los productos que consumimos. Cuando todavía vivíamos de la comida de nuestro entorno y de temporada, nuestro cuerpo adquiría información y nutrientes adecuados para la época del año. Por eso en invierno las cosechas contienen más productos con vitamina C y en verano más nutrientes que protegen del sol y azúcares que dan más energía.
Además esos nutrientes advierten a nuestro cuerpo hacia donde debe llevar su atención; por ejemplo subiendo las defensas por las bajadas de temperaturas.
8. Cocinas más en casa
Cuando realmente deseas comer de temporada, eso de llevarse los platos precocinados o la comida para llevar de un «drive through» ya no te parece tan apetecible.
Cocinando en casa y usando ingredientes de temporada te permitirá tomar decisiones más saludables y controlar realmente que estás poniendo en tu comida.
9. Comer de temporada anima a ser creativo
Algo que ya comenté en mi entrada sobre el otoño, es que comer de temporada da cierta diversión y reto al asunto de la cocina. ¡Cambian por completo casi todos tus ingredientes! Eso es, por un lado, algo que parece un poco aterrador, pero por otro muy divertido. Además, da una variedad increíble a la cocina y evita que te canses de cocinar siempre lo mismo.
El verano está muy bien con sus sandías, melones, pepinos, tomates y berenjenas. Pero llega un punto que las ensaladas y los gazpachos te salen por las orejas y es justo entonces cuando empiezan a llegar las manzanas, las granadas, las castañas, los moniatos y las calabazas. Que bonito cambio ¿verdad?
Si no sabes muy bien qué productos son del momento, cuerpomente tiene una pequeña guía. No te lo tomes demasiado a rajatabla, los productos son más por estaciones y temporadas que por meses, pero es una buena referencia.
10. Te sientes mejor
Este último punto es algo más personal. Cocinando de temporada y siendo capaz de cumplirlo al menos en un 80%-90% es algo que me llena de bastante satisfacción. Sí, todavia sigo comprando algunos productos que provienen de fuera porque no son producto local (platanos por ejemplo), pero he dejado de lado la gran mayoría de productos ajenos y me siento mejor con mi conciencia. Los aguacates, las piñas y otros alimentos parecidos no forman parte ya en nuestras dietas a no ser que provengan de españa o que nos las regale alguien.
Demasiados beneficios a ignorar
Espero que con estos beneficios puedas trabajar en comprar producto local o al menos de tu país a conciencia.
Eso sí, no seas demasiado estrict@ contigo, date un margen de error. Es mejor hacerlo bien con la mayoría de decisiones que frustrarse y no tenerlo en cuenta para nada.
Ya ves, yo no puedo permitirme comprar al agricultor local, pero aun así intento evitar largos transportes y comprar a alguien cercano y de la zona. Además estamos incrementando cada vez más nuestro propio cultivo, que eso añade una satisfacción todavía mayor. Y con todo eso sumado, por el momento, me conformo.
Hola! Soy Jenny
Soy madre de 4 niños, un perro y un periquito.
Me encanta aprender sobre finanzas, minimalismo, organización y un estilo de vida tranquilo y clásico. Intento llevar una vida similar a la de antes, donde todo era lento y el amor por la vida estaba en los detalles.
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