Si algo he aprendido en los últimos años al intentar simplificar y ralentizar mi vida, es el amor por cada época del año. Para mí siempre ha sido la primavera la época de inicio de vida, actividad, aire libre, sol, temperatura agradable… Una época de tomar riendas y empezar a activarse uno al ritmo de la naturaleza. El otoño lo veía más como de apagón, de preparar para tiempo dentro de casa, tardes de noche, de frío y mal tiempo. Algo que sumado me parecía más triste y me quitaba un poco el viento de las velas. Era una época de esperar a llegar a diciembre y empezar ya con los preparativos de navidad. Los meses de septiembre octubre y noviembre eran como… aburridos. Pero esa mentalidad ha sido arrasada por la vida simple y he aprendido a abrazar los meses de otoño con más fuerza y apreciarlos de una manera muy diferente; disfrutándolos como disfruto de la primavera. Los dos por igual son tiempos de cambios y actividad.
En esta entrada quiero compartir contigo lo que me ha llevado a ese cambio de perspectiva por el que estoy bastante agradecida. Quizás te sirvan también a ti para disfrutar de los momentos como se merecen.
Los ingredientes de otoño
Llevo cada vez mejor lo de comer de proximidad y de temporada, porque veo los resultados y beneficios que conlleva. Hacerlo ahora con los bienes de otoño me ha resultado ser de lo más emocionante.
Vuelven las épocas de las comidas caseras hechas con amor y paciencia. Nuevos sabores que, cuando comes de temporada, no obtienes durante el resto del año; las calabazas, las castañas, los moniatos, los membrillos, manzanas, uvas, higos, granadas y piñones, solo para dar algunos ejemplos.
Dan una diversidad y posibilidades infinitas con las que practicar y descubrir nuevos horizontes, y como solo es durante una temporada, cuando empiezas a estar harto ya llega el invierno y una nueva variedad de ingredientes para empezar de nuevo con el ciclo.
Abanico de posibilidades al cocinar
No sé si esto solo me pasa a mí o quizás también te puedas sentir identificada, pero en verano nunca se me ocurre qué cocinar, por mucho menú semanal que me prepare, me parece muy repetitivo. Al principio empiezo con unas ensaladas aquí y allá, pero siempre acabo el verano harta de tanta ensalada y con ganas de comer de nuevo comida más «casera» y de mayor elaboración.
Ahora disfruto cocinando de nuevo cosas un poco más contundentes y platos calientes que en verano no entrarían ni a la fuerza. Algunos requieren un poco más de elaboración o tiempo de cocción, pero tengo a mano un amplio abanico de posibilidades. Y si no, ¿para qué sirve sino internet?
Seguir cultivando
Vivimos en una zona climática donde es posible cultivar todo el año porque apenas tenemos heladas, y si tenemos no son demasiado duraderas. Este año he recibido ese cambio de chip con los brazos abiertos.
Si hasta ahora cultivar era algo que solo hacía desde principios de primavera hasta que se morían los tomates, ahora, después de un mes de descanso de cultivo por reformas de huerto, estoy en pleno rendimiento plantando todo aquello que pueda crecer en esta época del año.
Aunque no tengas huerto y solo dispongas de un pequeño balcón, no te desanimes que en 2 m cuadrados también se puede plantar algún que otro material en tiestos, y si no fíjate en esta chica de YouTube qué balcón más bonito se ha creado:
Ya no hay excusas para no cultivar algo en tu propio balcón, ¿no crees?
En otoño bajan las temperaturas
Hay veranos que lo son más y otros que menos, pero si algo he empezado a apreciar con todas estas subidas generales de temperatura, es su bajada en otoño. Volver a la manga y pantalón largo y poder salir sin ahogarse de calor es algo que el cuerpo agradece y que fomenta un poco disfrutar más al aire libre y de la naturaleza, sobre todo cuando hace sol.
El cambio de armario, aunque con 6 en casa es un infierno, da otra vez una sensación de cambio, una pequeña chispa de variedad y «feeling» de nuevo. Vuelves a tener otro tipo de ropa con la que vestirte. (Aunque no compres nada nuevo de hace 3 o 4 años)
Aventuras al aire libre
En verano es difícil ir a algún sitio que no tenga una playa, un río o un charco para poder refrescarse. Las temperaturas disparatadas que tenemos simplemente lo hacen un engorro y algo que es mejor evitar a toda costa.
Habitualmente en otoño aprovechábamos alguno de los fines de semana para hacer salidas a algún bosque o parque natural. Este año con todas las movilizaciones a este tipo de zonas, hemos optado por quedarnos más en nuestra región más próxima (el bosque de enfrente, el descampado del final del pueblo o incluso la playa abandonada) y seguimos pasando un buen tiempo descubriendo posibilidades; ir a buscar hojas, saltar charcos de lluvia, recoger piñas, buscar tipos de insectos, hacer cabañas, volar una cometa casera… Para hacer una salida en familia no hace falta buscar el lugar perfecto, basta con disfrutar de los espacios que tenemos más cercanos.
Fermentar sin prisas
Aunque esté aprendiendo a fermentar a lo largo de todo el año, en verano fue un poco desolador con toda la calor. Sí, seguí haciendo mi Kombucha y dejé fermentar alguna cosa más, pero no obtuve los resultados que esperaba. Ahora que vuelve un tiempo más intermedio, hacer fermentados apetece mucho más. Además es una buena forma de conservar alimentos y de aportar nutrientes a nuestro sistema.
Decorar a todo color con material natural
La única época del año en la que realmente decoraba nuestra casa era por navidad, y eso solo a petición de los peques. Este año, desde que los niños han vuelto al cole, he dedicado tiempo para deshacernos de cargas intentando hacer de nuestra casa un espacio todavía más acogedor.
Si a eso de hacer de nuestra casa un hogar le sumamos todo el tiempo que han estado los niños en casa y el tiempo invertido en entender que todo es aprendizaje, este año me han entrado ganas de decorar nuestra casa con todo de DIY de otoño. Pequeños proyectos hechos con los niños o a solas, para llevar dentro de casa el ambiente que también está en el exterior. ¿Y lo mejor? lo hemos hecho todo con materiales naturales! Eso significa que el año que viene podremos volver a empezar de cero sin haber generado residuo de ningún tipo.
Disfrutar dentro de casa
En verano, durante las horas puntas de calor, nos solemos encerrar en casa. Tenemos ventanas y puertas abiertas pero evitamos salir al sol para protegernos de la calor y quemaduras. Pero estar dentro durante ese tiempo no tiene nada que ver con los ratitos que pasas dentro de casa cuando fuera empieza el mal tiempo.
Algo que disfrutamos mucho sin darnos cuenta es cuando fuera está diluviando, entras en casa hecho un charco y, después de cambiarte, puedes acurrucarte con los tuyos en el sofá y sentir el mal tiempo en la ventana. Eso para mí es una sensación muy satisfactoria. Si lo acompaño de un libro y una infusión todavía me entra más la nostalgia.
Pasar tiempo en casa cuando fuera ya no hace tan buen tiempo y empiezas con las vibraciones de otoño/invierno, da ese aire acogedor irresistible de esta estación, que en verano muchas veces se echa de menos.
El otoño es una estación con su propio encanto
Seguro que hay 1000 formas más de disfrutar del otoño, pero esas todavía las tengo que descubrir. Por el momento me conformo muy bien con estas e intentaré aprovechar al máximo este tiempo que nos queda antes de empezar la temporada navideña.
¿Y tú? ¿Qué encantos tiene para ti el otoño? ¿Qué puntos añadirías a la lista?
Hola! Soy Jenny
Soy madre de 4 niños, un perro y un periquito.
Me encanta aprender sobre finanzas, minimalismo, organización y un estilo de vida tranquilo y clásico. Intento llevar una vida similar a la de antes, donde todo era lento y el amor por la vida estaba en los detalles.
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5 comentarios en «Cosas simples que amar del otoño»