¿Eres como yo y te cuesta mantener nuevos hábitos en tu rutina diaria?
Empiezas súper entusiasmada, convencida de que esta vez sí lo vas a lograr… pero a las dos semanas, entre planes inesperados y la falta de motivación, todo se desmorona.
Te entiendo. Me ha pasado más veces de las que puedo contar.
Pero encontré un pequeño «truco mental» que cambió por completo mi perspectiva y que, por primera vez, me permitió mantener esos hábitos sin sentir que eran una carga.
Ese pequeño cambio no tiene nada que ver con fuerza de voluntad ni con disciplina extrema. Tiene que ver con cómo percibes lo que haces y lo que significa para ti.
Déjame contarte cómo un simple cambio de palabras transformó mis rutinas en algo que realmente disfruto.
El problema de las rutinas (y por qué me agotaban)
Si has leído mi blog, sabes que me encantan los bloques de tiempo. Es una forma genial de organizar el día y asignar ciertas tareas a ciertos momentos para ser más productiva.
Pero había un problema: por muy estructurado que estuviera mi día, seguía sintiéndome agotada.
Hacía las cosas, claro. Pero me arrastraba. Al final del día, no tenía ni energía ni ganas de fregar la cocina o recoger antes de acostarme. Priorizaba mi cansancio y mi estado mental.
No me culpaba por ello. A veces, simplemente una no puede con su alma. Y cada persona tiene su propia forma de lidiar con esa sensación. En mi caso, mi refugio era un libro, el móvil o un audiolibro. Me refugiaba en ellos mientras hacía lo mínimo indispensable para seguir adelante.
Pero la lista de tareas sin hacer crecía… y con ella, el sentimiento de culpa.
Mi mente me decía una y otra vez: «No puedo hacer más.»
El cambio de chip: De rutina a ritual
Hasta que un día, algo hizo clic en mi cabeza.
¿Y si el problema no era lo que hacía, sino cómo lo veía?
Así que hice un pequeño experimento: cambié la palabra «rutina» por «ritual».
Parece una tontería, ¿verdad? Pero para mí, fue revolucionario.
«Rutina» me sonaba a obligación. Algo mecánico que tenía que hacer sí o sí. Y sinceramente, solo de pensarlo ya estaba agotada.
Pero «ritual» tenía un aire completamente diferente. Más tranquilo. Más intencional. Más para mí.
De repente, mis tareas diarias dejaron de ser una simple lista de cosas que tachar… y se convirtieron en pequeños momentos de cuidado personal, de renovación, de gratitud.
Quizás esté avanzando demasiado rápido. Déjame explicártelo mejor con un ejemplo.
Rutinas vs. Rituales: La diferencia que lo cambia todo
Para que veas que, aunque parecen lo mismo, hay un pequeño detalle que transforma por completo la experiencia:
🌀 Rutina: Tareas que realizamos repetidamente, a menudo sin pensar, por costumbre o eficiencia.
🌿 Ritual: La misma acción, pero con un propósito más profundo, dándole un significado especial y un espacio para ti.
Es decir, no se trata de hacer algo diferente. Se trata de darle un significado diferente a lo que ya haces y permitirte disfrutarlo.
Déjame mostrarte cómo cambié mi manera de hacer la cama.
Ejemplos en mi día a día
Mi rutina matutina vs. mi ritual matutino
✖️ Antes: Me levantaba, hacía la cama de forma rápida y mecánica, colocaba los cojines y me iba a preparar el desayuno.
✔️ Ahora: Me levanto y, en vez de hacer la cama inmediatamente, la deshago completamente, dejando las mantas a los pies y aireando la zona. Abro la ventana para renovar el aire y cierro la puerta tras de mí.
Voy a desayunar tranquila, disfrutando del proceso, sin la sensación de «tener que hacer cosas». Cuando termino de desayunar, vuelvo a la habitación y completo el ritual: acomodo las almohadas y las sábanas con intención, asegurándome de que queden frescas. Hago la cama con calma para que la habitación se vea acogedora y se sienta ligera, incluso colocando un oso de peluche sobre ella.
También aprovecho para recoger la mesita de noche y dejar todo en su sitio. Porque ahora, una cama bien hecha y aire fresco en la habitación me transmiten paz y energía, y este pequeño gesto me impulsa a seguir adelante con el día con una sensación renovada.
Cada detalle cuenta, y sentir ese pequeño logro al comienzo del día genera el impulso necesario para continuar con el resto de mis rituales.

Mi ritual de noche y la cocina impecable
✖️ Antes: Después de cenar, recogía los platos de mala gana y muchas veces dejaba el fregado para Papá Retro. Detestaba hacerlo. Incluso me compré una mopa nueva pensando que me motivaría a limpiar más… pero nada. Seguía odiándolo.
✔️ Ahora: Por la noche, después de cenar y mientras los niños se preparan para dormir, empiezo mi «turno nocturno».
- Enciendo las luces cálidas de la cocina para crear un ambiente acogedor mientras trabajo.
- Empiezo lavando y limpiando todo lo que hay en el fregadero para dejarlo secando.
- Uso mi Pink Stuff y mi Scrub Daddy para limpiar la vitrocerámica, no solo para verla limpia, sino porque disfruto del momento de frotar, hacer dibujos con la espuma y dejarla impecable.
- Recojo toda la encimera y baldosas, dejando todo despejado y ordenado.
- Preparo la cafetera para la mañana siguiente, limpiando las gotitas de café que hay, llenando el depósito de agua y asegurándome de que todo esté listo para un despertar tranquilo.
- Al final, mirar todo en su sitio y limpio ya de por sí me inspira a acabar de recoger y limpiar lo que falta y fregar el suelo para hacerlo completo.
Cada paso de este ritual crea un efecto dominó. La intención que pongo en cada acción me lleva de forma natural a la siguiente. Ahora, en lugar de ver la limpieza nocturna como una carga, es un cierre de día que disfruto y que me da paz mental antes de dormir.
Beneficios de cambiar rutinas por rituales
Hacer este cambio no solo transforma la forma en que realizas las tareas, sino que también genera múltiples beneficios en tu bienestar diario:
✨ Motivación constante – Al convertir cada acción en un momento especial, se vuelve más fácil mantener el hábito sin sentir que es una carga.
✨ Efecto dominó – Cuando realizas un ritual con intención, tu mente se prepara para continuar con la siguiente acción sin esfuerzo.
✨ Calma y tranquilidad – La ansiedad por la productividad desaparece porque cada tarea se convierte en un momento de disfrute.
✨ Mayor satisfacción – En lugar de sentir que «debes» hacer algo, lo haces porque realmente lo quieres y te hace sentir bien.
✨ Parece que el tiempo se expande – Aunque los rituales pueden tomar más tiempo que las rutinas, al hacer todo con calma y placer, terminas sintiéndote más ligera y con la sensación de que tienes más tiempo disponible.
Este último punto ha sido especialmente sorprendente para mí. Ahora que tengo mis rituales bien establecidos, siento que tengo más tiempo libre, no menos. Al hacer cada tarea con intención y sin prisas, mi mente se mantiene despejada, lo que me lleva a encontrar mejoras en la casa o dedicar tiempo a actividades que antes me parecían imposibles. La calma mental que generan los rituales hace que todo fluya con naturalidad.

Cómo empezar a transformar tus rutinas en rituales
Si has leído hasta aquí, espero haberte transmitido la diferencia que hace ver las rutinas como rituales. Es como romantizar tu día a día, y hace que esperes el nuevo día con ganas, en lugar de con desgana.
¿Cómo puedes empezar a aplicar este cambio de chip?
✨ Cambia la palabra «rutina» por «ritual»
✨ Pon intención en lo que haces
✨ Encuentra algo que disfrutes en cada hábito
✨ Añade pequeños detalles: música, aromas, iluminación tenue
✨ Conéctalo con algo más grande
No tienes que cambiar todo de golpe. Empieza con un solo ritual y deja que el efecto dominó haga el resto.
Te sorprenderás de lo mucho que puede transformar tu día.
Hola! Soy Jenny
Soy madre de 4 niños, un perro y un periquito.
Me encanta aprender sobre finanzas, minimalismo, organización y un estilo de vida tranquilo y clásico. Intento llevar una vida similar a la de antes, donde todo era lento y el amor por la vida estaba en los detalles.
¿Quieres saber cómo ha sido llegar hasta aquí? Lee más sobre mí historia.
¿Quieres contactar conmigo?Siempre puedes hacerlo mandando un mail a hola@mamaretro.com